Efectos de la corriente sobre el organismo
La electricidad es peligrosa; puede decirse que tanto más peligrosa cuanto no es habitualmente perceptible por nuestros sentidos:
• No tiene olor, solamente el ozono engendrado por el arco eléctrico en el aire es perceptible al olfato.
• No puede ser detectada por la vista, de manera que un conductor sometido a tensión no puede distinguirse de un conductor fuera de tensión.
• No se aprecia generalmente al oído, solamente un ruido característico comparable al zumbido de un enjambre de abejas puede ser percibido en las líneas de muy alta tensión.
El fluido eléctrico se manifiesta en diversas formas físicas que pueden ser origen de daño si se encuentra la persona humana en su camino o en sus proximidades.
Los accidentes eléctricos no son relativamente numerosos, pero presentan una elevada gravedad, sobre todo en el caso de que la corriente eléctrica afecte a órganos vitales, como los pulmones o el corazón, con el consiguiente riesgo de electrocución.
En el cuerpo humano se pueden producir, por efecto de la energía eléctrica, las siguientes lesiones:
Con este concepto se expresa la anulación de la capacidad muscular, que impide la separación por sí mismo del punto de contacto.
Con relación a este fenómeno se define el concepto de corriente límite, que corresponde al valor de la intensidad para el que una persona no puede separarse por medios propios del contacto eléctrico.
Es producido cuando la corriente circula de la cabeza a algún miembro atravesando el centro nervioso respiratorio.
La paralización puede prolongarse después del accidente, de aquí la necesidad de una práctica continua de la respiración artificial durante varias horas.
Se presenta cuando la corriente atraviesa el tórax. Impide la contracción de los músculos de los pulmones y, por tanto, la respiración.
La ruptura del ritmo cardíaco debida a la circulación de la corriente por el corazón da lugar a la fibrilación ventricular, que se caracteriza por la contracción desordenada de las fibras cardíacas ventriculares, lo que impide al corazón latir sincrónicamente y desarrollar su acción de bombeo de la sangre. Se interrumpe la circulación, que en pocos minutos conduce a lesiones irreversibles del cerebro.
Es suficiente que algunas células cardíacas (son potencialmente marcapasos) queden desfasadas para que el funcionamiento del corazón quede seriamente perturbado como máquina de bombeo.
Son producidas por la energía liberada al paso de la intensidad (efecto Joule).
La gravedad de la lesión es función, en igualdad de condiciones técnicas, del órgano o parte del cuerpo afectada. Con relación a las fibras nerviosas, los fisiólogos han determinado que no pueden resistir temperaturas mayores de 45º C.
Un calentamiento excesivo de núcleos nerviosos vitales puede dar lugar a parálisis localizada.
Protección contra contactos en las instalaciones y equipos eléctricos Para la protección contra los riesgos de contacto con las masas de las instalaciones que puedan quedar accidentalmente con tensión se adoptarán, en corriente alterna, uno o varios de los dispositivos siguientes:
– Puesta a tierra de las masas. Las masas deben de estar unidas eléctricamente a una toma de tierra o a un conjunto de tomas de tierra interconectadas que tengan una resistencia apropiada.
Las instalaciones, tanto con neutro aislado de tierra como con neutro unido a tierra, deben estar permanentemente controladas por un dispositivo que indique automáticamente la existencia de cualquier defecto de aislamiento, o que separe automáticamente la instalación o la parte de la misma en la que esté el defecto, de la fuente de energía que alimenta.
– De corte automático o de aviso, sensibles a la corriente de defecto (interruptores diferenciales) o a la tensión de defecto (relés de tierra).
– Por doble aislamiento de los equipos y máquinas eléctricas. En corriente continua se adoptarán sistemas de protección adecuados para cada caso, similares a los referidos para alterna.
Inaccesibilidad a las instalaciones eléctricas
– Todo el recinto de una instalación de alta tensión debe estar protegido desde el suelo por un cierre metálico o de fábrica con una altura mínima de 2,40 m., provisto de señales de advertencia de peligro de alta tensión, para impedir el acceso a las personas ajenas al servicio.