– Las masas de cada aparato de soldadura estarán puestas a tierra, así como uno de los conductores del circuito de utilización de la soldadura.
– La superficie exterior de los portaelectrodos, y en lo posible sus mandíbulas, estarán aislados.
– Cuando los trabajos de soldadura se efectúen en locales muy conductores, no se emplearán tensiones superiores a 50 voltios.
El equipo de soldadura deberá estar colocado en el exterior del recinto en que opera el trabajador.
– La tensión de alimentación en las herramientas eléctricas portátiles de cualquier tipo no podrá exceder de 250 voltios con relación a tierra.
– Cuando se empleen herramientas portátiles en emplazamientos muy conductores, éstas estarán alimentadas por una tensión no superior a 24 voltios, si no son alimentadas por medio de un transformador de separación de circuitos.
– Hay que tener en cuenta que el peligro para la vida humana aumenta al crecer la tensión o voltaje.
– Para los motores pequeños, alumbrado y servicio general interno de las plantas industriales se recomiendan las instalaciones de 220 voltios.
– Todos los interruptores, reóstatos, cajas de fusibles, motores, etcétera, situados en una distancia de 2,40 m. de un piso o plataforma de trabajo, deben estar encerrados o protegidos de tal manera que impidan el contacto accidental con las partes vivas, o sea, con carga eléctrica, cualquiera que sea su tensión.
– Los interruptores se disponen de manera que queden trabados en su posición de abierto, para impedir que alguno de ellos se cierre accidentalmente cuando haya operarios trabajando en las líneas o en el equipo controlado por los interruptores.
Consideramos como condiciones ambientales físicas las que rodean a los productores en su trabajo y que pueden influir más o menos directamente en los accidentes. Entre ellas se encuentran:
– La temperatura.
– La iluminación.
– El color y el contraste.
– La atmósfera y su ventilación.
– El ruido (que trataremos en el apartado 2.10.2).
Las temperaturas extremas, tanto altas como bajas, influyen en la producción de accidentes, ya que si hace frío los miembros pierden movilidad y si el calor es excesivo disminuyen las fuerzas físicas.
Los efectos de la exposición intensa al calor se presentan de forma relativamente brusca y dan lugar a consecuencias difíciles de controlar.
El más grave de estos efectos es el conocido como «golpe de calor», en el que se produce un cese brusco en la sudoración a pesar de hallarse el sujeto en condiciones de calor extremo. En tal circunstancia, la temperatura interna del cuerpo aumenta rápidamente y si no se efectúa un tratamiento rápido y adecuado para rebajarla puede sobrevenir la muerte.
Otros trastornos menos graves son el síncope térmico, la deshidratación, los calambres por calor y ciertos trastornos de la piel.
En hornos y calderas se produce el llamado «calambre de los fogoneros», con dolorosos espasmos de los músculos en las extremidades, espalda y abdomen que se deben, en parte, a la pérdida excesiva de agua y sales. Bebiendo agua con un 0,1% de sal o tomando pastillas de sal se pueden evitar estos efectos.
Siempre que se pueda, hay que acondicionar los locales de trabajo para conseguir la temperatura y humedad más adecuados.